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Ficha Los Padres de Ella

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Críticas de Los Padres de Ella (1)


Mad Warrior

  • 14 Oct 2022

7



Todos nos identificamos con él, ¿verdad? Porque prepararnos para estar comprometidos con la mujer que amamos el resto de nuestra vida no nos prepara para hacerlo con su familia.
Y hablo con conocimiento de causa siendo un español cuya familia política es japonesa (y cuyo cierto padre no me traga por cuestiones de raza además de por otras tantas...);

Sí, quizás la diferencia de culturas justifique muchas cosas para una relación hostil entre suegros y yernos, pero en realidad el tema es universal. Ese fue uno de los motivos del tremendo éxito (más del triple del presupuesto invertido, sólo en EE.UU.) de una comedia tan en apariencia sencilla y hueca como ¨Los Padres de Ella¨, nueva versión de un film de 1.992 hecho con cuatro perras pero mucho ingenio por Greg Glienna; poco después la productora Nancy Tenenbaum adquiriría los derechos y así inició lo que fue uno de esos proyectos de Hollywood que nunca parecen materializarse del todo.
Por él pasaron algunos directores y escritores distintos (llegando a los horribles extremos de asociarse Spielberg con Jim Carrey, pero gracias a Dios no se consumó...), y tras un tiempo llegó el bueno de Jay Roach, que a pesar de haber ganado un buen dinero con ¨Austin Powers¨ estaba vilipendiado por los grandes estudios. Y es un alivio encontrar una obra como ésta anunciando el nuevo siglo, pues ¨Scary Movie¨ fue la que empezó a definir su humor; pero la intención de los guionistas Jim Herzfeld y John Hamburg y el sr. Roach era muy distinta. De hecho los primeros minutos resultan confusos.

Nos debatimos entre una comedia romántica empalagosa (con los niños ayudando al protagonista en la pedida de mano en plena calle) o una muy absurda y casi rozando el mal gusto; pero el espectador empieza a entenderlo al entrar en escena Jack, padre de Pam y deseado futuro yerno de Greg. El director nos arrastra a los terrenos de una sofisticada, afilada y para nada grotesca función, si bien el contundente humor negro de la original se pierde por todas partes; el de esta historia que nos ocupa se basa en colocar al protagonista, con quien nos identificamos al instante, en una serie de situaciones embarazosas y malentendidos que exageran y satirizan la pésima relación que se puede crear con la familia política.
Este Greg, atrapado en el universo asfixiante de Jack Byrnes, cuyos ojos son sustituidos por los del adorable Jynx y por cámaras de vigilancia, es una versión ridícula del judío errante, que vaga en el desaliento, sin descanso y torturado a través de una tierra extraña sin hallar un sitio que le pertenezca. Metáfora pura que funciona de maravilla al ser trasladada a los mundos del humor moderno; no sería exagerado recordar a Marion en esa escalofriante secuencia de ¨Psicosis¨ donde se veía rodeada por los pájaros disecados de Bates para contrastarlo con la posición de Greg, que en absoluto difiere con la de aquélla.

En un hogar-fortaleza de tensión continua, el pobre tipo es acorralado y humillado desde cualquier perspectiva: por su profesión de enfermero, su religión, su propio nombre; la entrañable torpeza que le caracteriza levanta aún más los muros que le separan con los Byrnes, a lo que contribuye la aparición de un ex-novio (Kevin) absolutamente perfecto y la retorcida imagen de una boda-espejo que jamás será la suya. Greg hasta es despojado de su identidad, pues ha de llevar las ropas de otros ya que su maleta es extraviada (Roach realiza uno de los ataques más demoledores hacia la negligencia de las compañías aéreas como pocos se atrevieron).
Y ni siquiera la presencia de un hermano pequeño (Denny) abre una ventana para dejar que sus pulmones respiren, provocando esto una guerra privada entre él y un yerno que fue agente de la C.I.A. y que enturbia la atmósfera hasta límites insospechados, naciendo un pretexto que en realidad sirve para estrechar el cerco alrededor de Greg (el famoso ¨círculo de confianza¨). El excelente trabajo de Peter James acentúa la extrañeza de dicha atmósfera en contraste con la inquietante figura de Jack, al decantarse por una fotografía de colores suaves y tonalidades níveas.

Todo ello crea un falsamente cálido entorno para engañar y atrapar en sus fauces al amable y bienintencionado pero poco afortunado novio, quien fracasa al intentar ganarse la confianza de su yerno/rival al interrumpirle éste cada vez que pretende transmitirle sus sentimientos (el efecto es a la vez divertido y triste en su patetismo); y a pesar de que se recurre con más asiduidad al absurdo mientras avanza la trama (siendo todo lo sucedido durante el ensayo de la boda el punto culminante que desata el desastre), esta sutileza de sensaciones acerca más al film a los patrones de la comedia europea clásica que a la típica comedia americana de finales de los 90 (aunque hay mucho de Kevin Smith y los Farrelly en ella).
Roach sabe extraer la mayor naturalidad a sus actores y lo logra con respecto a Ben Stiller y Robert DeNiro (cuando decidió pasarse al humor desde ¨Una Terapia Peligrosa¨), cuya perfecta química y facilidad para la improvisación fue decisiva para garantizar el éxito; y mientras Teri Polo es el contrapunto sutil a la locura de Stiller, la maravillosa Blythe Danner es el contrapunto elegante y afectuoso a la amenazante y fría presencia de DeNiro. Un elenco muy acertado apoyado por dignos secundarios como James Rebhorn, Nicole DeHuff, Jon Abrahams y un impagable Owen Wilson al que no cuesta descubrirle sus diálogos improvisados o escritos por él mismo.

Por desgracia la buena recepción de taquilla resultó un arma de doble filo, pues despertó el ansia de los productores de una franquicia, uno de los recursos más usuales y terribles de Hollywood para llenar sus arcas. Pero ninguna de las infumables secuelas superaría el ingenio sorprendente y el agudo drama de su original.
Atesora instantes memorables como la batalla contra la azafata en el avión, la primera cena con los padres de Pam o el interrogatorio del polígrafo, que guarda un significado especial para mí (y para todos, seguro). Imposible es no sentirse identificado con Greg en ese momento tan hilarante en toda su agobiante contención, una situación que nadie desearía vivir jamás con el padre de su prometida. Este alcance universal es lo que hace tan especial a una comedia que nunca pasa de moda.



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